Unos cuantos días más...
¡Buenas noches familia!
Otro martes más a vuestro lado. Como cada semana quiero agradeceros el apoyo, palabras de cariño, la implicación que mostráis para ayudarme. Dicho esto sigo con la historia…
Llevábamos un par de días tranquilos, cuando digo tranquilos me refiero a sin sobresaltos, porque tranquilidad no íbamos a tener hasta que no viésemos a mi niña bien. Cuando llegaba el turno de noche normalmente quien estaba de enfermera/o solía hacer las curas y el baño sobre las 23:00 o 24:00 para así dejarme a mí descansar lo máximo durante la noche. Ya nos conocíamos ya que normalmente solían estar los mismos enfermeros que siempre, supongo que por el conocimiento del caso de mi niña. El caso que intentaban agradarnos lo máximo posible nuestra “estancia” y como el descanso era mínimo pues por lo menos la noche aprovecharla lo máximo posible.
Era miércoles a las 24:00 cuando entró mi enfermera “ángel”
como a mi me gusta llamarla, era la hora de las curas y el aseo de su turno. Estos
días me había estado saliendo durante esa hora que solían estar con ella, en
cualquier turno, así que esa noche me dijo la enfermera que saliese un pelín
para asearla y como siempre me venía a buscar a la sala. Fran ya estaba en la
sala de descanso de
Media hora después salió la enfermera, corrí a pesar de que la distancia era mínima, me agarró las manos “tranquila, ahora te cuenta la doctora” “¿Qué es lo que me tiene que contar?” “dime que mi hija está bien” es lo único que pude decirle… “si, está bien, estate tranquila que ahora te cuenta la doctora, siento no haberte dicho nada pero no podía salir”. Inmediatamente salió la doctora y me contó: “Había empezado a bajar el oxígeno en sangre y al ver que no podíamos recuperarlo tuvimos que hacer una radiografía para saber si el tubo de entubación se había movido que suele pasar, y había sido así pero ya esta solucionado y la niña sigue estable, estate tranquila” Yo la contesté, ¿está bien, seguro no? a lo que la doctora me dijo “está estable, sabes que sigue grave pero está estable como esta mañana”. “Puedes entrar” me dijo la enfermera. Entré corriendo, la vi tal y como la había dejado (claro… como iba a estar si esta sedada…) la toqué el pelo y la dije “joe mi niña, que susto”. Me senté en el sofá sin apartar los ojos de esa pantalla, eran las 4 menos cuarto de la mañana… Volvió a entrar la enfermera para ver si me encontraba bien, le dije que si que algo más tranquila y me dijo que intentara descansar estas horitas que sino mañana estaría hecha un trapo, y se marchó. Ya estaba hecha un trapo. Íbamos a hacer una semana desde que ingresamos, el machaque psicológico y físico ya llevaba unos días haciendo mella. Me sentía las piernas demasiado débiles, las cervicales, el cuerpo en tensión constante… No veía el día que acabase todo…
Tras el susto de la noche anterior el día siguiente lo pasé bastante nerviosa. La cama de mi niña empezaba a llenarse de peluches, ¡Qué alegría le iba a dar cuando despertase!.
Yo empezaba a acostumbrarme a hablarla como si estuviese despierta. La avisaba cuando salía al baño o a comer, al volver, cuando estaba con ella le contaba lo que había hablado con su tate, que todos la echaban de menos, que los amigos del cole querían que volviese prontito y por supuesto que Nuria me llamaba mucho y la mandaba muchos besos. La familia seguía estando ahí al pie del cañón, como debe estar una familia. Aunque ya estaban trabajando y los horarios y tiempos eran diferentes pero era totalmente lógico. Una tarde en una de las veces que nos turnábamos Fran y yo para acompañar un poco a la familia que venía pasó algo que a mí me dolió en el alma. Mi padre estaba sentado frente a mi y yo estaba con mi madre y creo recordar que mi hermana hablando. Ese día apenas había gente en la sala, creo que porque era antes de la hora de visitas. Estabámos hablando y de repente oímos que mi padre se puso a llorar. Imaginaros como tendría que ser ese lloro para que nos girásemos... no era algo anormal que alguno estuviésemos llorando vamos pero es verdad que yo puedo contar con los dedos de una mano cuando he visto llorar a mi padre. Siempre ha sido el "fuerte" por lo menos ha intentado siempre dar esa impresión. Estos días le había visto emocionarse, contenerse las lágrimas pero ese día descargó todo lo que llevaba dentro. Él empezaba a decirnos que posiblemente una tarde pasase a ver a la niña, que creía que se veía algo mas capaz. Yo no podía decirles más que antes de entrar supiesen lo que iban a ver, si no se sentían preparados no lo hiciese. Aunque a decir verdad nunca puedes sentirte preparado para ver a tu nieta así....
Como ya nos habían avisado, muchas manchas empezaban a cambiar de aspecto. Las más chiquititas que tenía por el tronco parecía que empezaban a clarearse, incluso alguna había desaparecido, al igual que en la cara. Donde no desaparecían era en las piernas, pero si mucha de ellas empezaban a crear la costrita. El pie izquierdo parecía que se estaba clareando un poco, no se veía tan tan negro y para nosotros fue como una pequeña luz, pensábamos que podría estar remitiendo, quedaba ver que decían los plásticos en la siguiente revisión. La infección a pasos muy chiquititos iba disminuyendo, aunque físicamente a la niña apenas se le notaba ya que la infección con la que la niña ingresó era altísima y si que iba remitiendo pero hasta que se le empezase a notar físicamente todavía quedaba un tiempo. Entre el jueves y viernes le vieron más especialistas. La revisó el cardiólogo y afortunadamente todo estaba bien, yo le decía a mi niña “veeenga mi niña, esto es un pequeño respiro, sigue luchando así”. Volvieron a verle el abdomen, riñones y pulmones, al igual que los días anteriores parecía que se veía todo bien, aunque el abdomen no sabríamos como funcionaría el estómago hasta que a la niña no se le empezase a administrar alimento, al igual que los riñones, ella seguía con la diálisis y no se sabía si una vez quitada esos riñones harían su función de forma adecuada. Los pulmones examinaban si entraba líquido en ellos, ya que el oxígeno ella nunca lo había tenido bajo. Y así nos metimos en el fin de semana, que no fue mucho más diferente de estos días, quitando que no había médicos más que los de guardia y el trasiego era menor.
Dimos comienzo a una semana nueva, ya empezaban a decirnos que no tardarían mucho en ir bajándole la sedación. Nos explicaron el proceso, le iban bajando sedación hasta que se despertase, una vez despierta (todavía con el tubo de entubación puesto) le quitarían el tubo, aunque la dejarían oxigeno para ayudarla. Nos dijeron que esos días iban a ser complicados, hasta que se le retirase el tubo y una vez quitado también. Una vez retirado el tubo a ella se le administraría medicamentos para pasar el “mono” que la sedación le provocaba. Yo solo pensaba “y que tengamos que estar hablando de “mono” en una niña de 4 años… la de “mierda” que tiene que estar entrando en su cuerpo…
En uno de los análisis diarios que le hacían vieron que el hierro estaba demasiado por debajo de lo que tendría que estar, y después de administrarle medicamento y ver que no aumentaba nos dijeron que iban a hacerle una transfusión, que normalmente ésta se hacía sin problema alguno. Firmamos los consentimientos y esa tarde se la harían.
A final de la mañana, Fran y yo salimos del box para al aseo
diario. Estábamos en la sala de espera de
A pesar de lo que nos había dicho se sabía que si ese pie estaba frío no era buena señal… le estaban dando una oportunidad… en mi cabeza no entraba nada respecto a ese pie, no quería pensar en lo que mi cabeza pensaba, “imposible” “¿como iba a pasarle eso a mi hija?”. Había que seguir esperando…
Cuando entramos al box nos dijeron que la máquina de diálisis se había estropeado, ya nos habían explicado que estas máquinas como que tenían unos días de “vida” y habían decidido intentar seguir sin ella, si en algún momento veían que empeoraba volverían a ponérsela. “Una máquina menos…” y cruzábamos los dedos para que esa máquina no volviese a entrar en el box. Por la tarde le hicieron la transfusión de sangre, todo fue como tenía que ir.
Habían pasado diez días desde que nuestra vida había pasado de nuestra rutina diaria, a parar para estar entre esas 4 paredes, entre ese cablerío que acababa en el cuerpo de mi niña, entre batas y guantes, entre tensión, nerviosismo, tristeza y dolor…mucho dolor… Mi niña estaba demostrando tener una fortaleza impresionante, estaba muy orgullosa de ella, poco a poco estaba saliendo de esto y todo esto sin saber que la vida todavía nos tenía un as guardado bajo la manga….
Imposible no emocionarse y que asomen las lágrimas con cada post, no puedo ni imaginar por un segundo lo duro que debió ser, supongo que solo quien lo vive lo sabe. Gracias por compartir vuestra historia.
ResponderEliminarAsí es loli... Hasta que no te ves ni por asomo imaginas lo que es... Gracias ❤️
EliminarElla tan pequeña y tan fuerte , luchó en todo momento, pero lo duro q fue verla en esa cama sin moverse... necesitaba ver algún movimiento suyo ❤
ResponderEliminar❤️❤️
EliminarPreciosa mi gordi presentando el post,q tristeza me da q tuvierais q pasar muchos de los momentos duros tu y mi hermano solos pero por desgracia como tu bien dices o por circunstancias de trabajo o por q pasaba de noche ,pero cada mal rato os hizo sacar fuerza para poder ir sobrellevando el dia a dia,aunque todavia tendriais con el paso de los dias sacar fuerzas de donde seguramente ya no habia ,pero ella lo merecía xq no dejo de pelear ni un solo instante ❤😍
ResponderEliminarEs una luchadora ❤️
EliminarToñi
ResponderEliminarQ luchadora mi niña,yo no pude verla los primeros días no tenía fuerzas para ver a mi nieta en esa cama y q no me dijese,Hola Yaya fueron días horribles❤️🦄💕
❤️❤️❤️
EliminarUnicornio luchadora y así será siempre y llegará muy lejos.
ResponderEliminarPor supuesto con la ayuda,implicación,cariño y amor que su gran familia le está inculcando.
A seguir con fuerza
Muchas gracias! ❤️❤️🙏
EliminarBuenas noches : espero que poco a poco ese sufrimiento se olvide según vayáis viendo crecer a vuestra pequeña preciosa que es con alegría. Muchos besos
ResponderEliminarSeguro que si ❤️ Gracias
EliminarMadre mía... Leyendo todo esto me pongo en tu piel... Sin imaginar lo que viviste!! Que maldita incertidumbre... No saber que pasa o no saber cómo acabará todo esto!! Sin duda a luchado por su vida como una verdadera guerrera al igual que vosotros junto a ella!! Un abrazo enorme!!!
ResponderEliminarGracias prima. Un abrazo enorme ❤️❤️
EliminarQue días tan difíciles, es normal que después de tanta tensión tu padre terminara por desahogarse, pero solo de pensarlo se me saltaron las lágrimas, que situación tan dura, sobretodo cuando se trata de alguien de tan corta edad. Mucho ánimo 💪
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