La operación

 


El post anterior lo acabé diciendo que a partir de esa noche nuestra vida cambió para siempre. Pero en realidad no es así. Nuestra vida cambió el 30 de Enero, la noche en la que mi hija volvió a nacer. Porque su destino estaba firmado desde hacia tiempo, porque los médicos sabían perfectamente que esa pierna no volvería a su color y porque en el fondo nosotros lo sabíamos aunque intentásemos pensar que no, que ocurriría un milagro y mi hija volvería a casa como era antes.

Era muy temprano cuando el box empezó a llenarse de médicos, enfermeras… Había llegado la hora… pero yo no estaba preparada para ello. Sabía que mi hija iba a un quirófano donde no le devolverían lo que iban a quitarle. A pesar de que la doctora nos había dicho que salvarían todo lo que pudiesen que harían hasta lo imposible por salvársela ellos sabían perfectamente como actuaba este bicho y sus consecuencias. Yo les pregunté que si de verdad la niña estaba fuerte para aguantar una operación, que si su cuerpo lo aguantaría. Ellos me dijeron que estaba bien para operar y que tenían tres bolsas de plasma por si hubiese cualquier imprevisto. Que sabían lo duro que era esto pero que de verdad pensásemos que nuestra hija estaba vida y que nuestra niña hará una vida completamente normal, y a raíz de salir de quirófano la recuperación sería mucho más rápida.

Lógicamente mi mente y mi corazón no veían nada de lo que ellos me decían, pensaba que me lo decían porque querían “animarme”, querían que viese que ella no moría con esta operación pero que alguien me explique ¿como podría pensar yo que la vida de mi hija iba a ser igual que la del resto de niños? Era impensable…

Habían quitado todo para que la camilla pudiese salir del box dirección al quirófano, su padre y yo íbamos a su lado, al salir de la UCI la familia estaba en el pasillo para darle un beso y entramos a la salita de espera de quirófano. Esta vez nos dejaron a Fran y a mi pasar. Estuvimos una media horita esperando hasta que vinieron los anestesistas a explicarnos todo y detrás pues algunas enfermeras que se encargaron de entretener a mi niña de tal forma que entrase sin llorar. Nos avisarían en cuanto estuviese dormida pero teníamos que saber que sería toda la mañana.

A las 10y20 mi niña estaba dormida y empezaron a operar. No podría describir esa mañana, después de los primeros días no podría describiros como me sentía. La culpa no me dejaba respirar, no conseguía dejar de llorar, llevaba llorando desde la tarde anterior que nos dijeron lo que pasaría. Me dolía la cabeza, me escocía la cara, me costaba mantener los ojos abiertos y me sentía débil. En mi cabeza rondaban miles de cosas, muchísima culpa, preguntarme ¿y ahora qué? ¿Cómo iba a decírselo a ella y a Aitor? ¿Cómo afrontarían esto? Yo misma estaba volviéndome loca haciéndome preguntas sin respuestas. Pero lo único que quería era que se abriese esa puerta y me dijesen que ella estaba bien. Eran casi las 2 de la tarde si no recuerdo más cuando la doctora salió a llamarnos. Entramos al pasillo de quirófano para que nos contara que tal la operación. La pierna tal y como pensaban estaba destrozada por dentro, nervios, venas todo lo había destruido el puto bicho. Habían tenido que amputar por debajo de la rodilla, “por suerte” la rodilla la tenía. Y el resto de heridas pues nada, le habían cerrado una que tenía en el culete, en la cara, en el hombro y la de las piernas. No habían tenido que usar las bolsas de plasma así que por esa parte mejor. Ya la iban a llevar a la UCI y allí terminaría de despertar.

Salió llamándome, le dije que estaba aquí y le di la manita hasta el box. Allí nos hicieron esperar hasta que la colocasen bien para que pudiésemos entrar. El despertar de la anestesia fue bastante brusco, quería arrancarse todo lo que llevaba así que conseguimos calmarla y volvió a quedarse dormidita. Seguro que cuando despertase estaba más tranquila.

Se me había olvidado contaros que habían empezado a darle sólidos tras probar que su estómago iba tolerando bien. El tema de la comida era una odisea porque de por sí que es una niña que come muy mal y en poca cantidad pues claro aquí querían que comiesen cantidades para ella desorbitadas y como no las tomaba pues le daban batidos de suplemento. Necesitaban que su cuerpo se recuperase y sin comer no podía ser. También un día antes de enterarnos de la operación dejaron entrar a su hermano, fueron apenas 10 minutitos pero para el niño fue tan necesario como para ella. Ese momento después de semanas sin verse, después de ver Aitor como me marchaba con su hermana en ese estado y no volvíamos… Creo que eso a él empezó a tranquilizarle porque veía con sus ojos que su hermana estaba bien.

 

Cuando despertó por la tarde empezamos a darle agua hasta que fue tolerando bien y empezó a echar toda la anestesia. Ella no sabía nada claro y en los cambios de pañal lo hacían siempre con la sábana encima para que ella no se viese.

Esa tarde recibí una llamada, no voy a decir de quien pero en esa llamada una vez más se demostró la poca empatía de la gente. Diría otra palabra pero prefiero no faltar el respeto de las personas. En esa llamada me dijeron que hacía días que se iba diciendo (no solo de mi colegio sino de los de todo Coslada) lo que había pasado hoy. Osea que a mi hija le cortaron la pierna otros antes de enterarme yo misma. Así somos…. Total que viendo lo que pasaba y como no quería para nada que mi hijo se enterase antes por alguien del colegio que por nosotros pues decidimos que se lo diríamos al día siguiente, a pesar de que nosotros queríamos haber esperado un poco más, pero las circunstancias nos obligaron a adelantarlo. Al día siguiente no iría al colegio, y por la tarde vendría y se lo contaríamos. Y después se lo diríamos a ella.

Me costaba mirarle la pierna y me sentía mal por ello, sabía que para mí sería como si tuviese su piececito, le tocaría sin problema, le besaría pero ahora mismo me costaba incluso mirar a esa dirección.

Por la tarde le dieron la merienda que tuvo que comérsela con la sonda de alimentación así que imaginaros la odisea… Y por la noche pues acabó arrancándosela. Le dieron una oportunidad de intentar que comiese por ella misma y ayudándose de los batidos, si veían que no lo hacía pues volverían a ponérsela.

Al día siguiente vino una psicóloga a ayudarnos. Primero se reunió con Fran y conmigo y después se reuniría con mis padres, ya que ellos estaban encargándose de Aitor durante estos días y tenían que estar preparados para preguntas, cambios de comportamiento etc.

Lo primero que nos preguntó era que si nos sentíamos culpables. Yo nisiquiera pude responder porque me puse a llorar, Fran lo hizo por mí. Le dijo que sí ella me miró y me preguntó el por qué. A lo que yo le respondí que por la vacuna, por no haber visto antes que no estaba bien…. Y ella me respondió “¿tú no eres consciente de que salvaste la vida a tu hija?” “Que si llegas a tardar media hora más no estaríamos aquí. Pero mi cabeza no respondía a eso, tenía mi bucle y no había quien me sacara de ahí. Así que nos habló del duelo, de que perder una parte del cuerpo hay que pasarlo como si de un fallecimiento de un familiar se tratase. Y pasamos al tema de ellos, los niños. En ese momento, me preocupaba mil veces más que yo. Empezamos hablando de la niña. Ella nos preguntó que era lo que más le gustaba a ella y que cogiendo sus gustos le crease un cuento en el que ella fuese la protagonista y así le contase lo que pasa. Y ella nos ayudaría trayendo unos dibujos de princesas con prótesis, incluso nos habló de una barbie que habían sacado con prótesis. Y así lo haríamos. Y pasamos al tema del niño. Yo le conté lo que me dijeron la tarde anterior y que por eso no quería esperar a contárselo, porque era necesario que se enterase por nosotros, que no sintiese que le habíamos ocultado cosas porque sino se iba a cerrar en sí mismo e iba a costar más que soltase todo. Ella nos dijo lo mismo que la niña que o un cuento o realidad adaptada a su edad, que se lo contásemos en un entorno fuera del hospital para que él no asociase malas noticias con el hospital. Después entraron mis padres y hablaron de un posible comportamiento diferente, que podía ir desde enfados, a tristeza a cambios de comportamiento. Ya habíamos pasado por eso un par de años atrás cuando falleció mi tía de un cáncer. Se nos fue en apenas tres meses y el niño tardo 8 meses en echar una lágrima pero durante ese trayecto su comportamiento cambió, se volvió mas rebelde hasta que lloró y por fin pudo desahogarse y esta vez no queríamos que fuese así.

 

Así que así lo hicimos. Al volver al box me encargué de escribirle un cuento de princesas, unicornios, mundos mágicos… se lo conté le hablé de una pierna mágica de heroína a la que le podríamos poner pegatinas de unicornios y brillo y que sería la envidia de todos los niños y le enseñamos los dibujos de las princesas que la psicóloga nos dio. (La psicóloga no estaba porque así lo decidimos nosotros, pero si estaba fuera del box) Cuando acabamos salí preocupada porque ella no había reaccionado a nada, había dicho que que guay lo de la pierna y ya. Me dijo que le diese tiempo que su cabeza estaba absorviendo eso pero que para ella sería muchísimo más fácil que para nosotros.




Y entonces llegó la tarde. Decidimos salir al retiro para hacer lo que nos recomendó la psicóloga. Y dejamos a la niña con mi mami. Allí le explicamos lo que pasaba que su hermana había tenido un bicho muy malo en el cuerpo y que para que ella estuviese bien iba a tener una pierna diferente. Él solo me preguntó que si ella estaba bien, era lo único que le preocupaba y le dije que sí que al día siguiente Aitana podría salir un ratín y él mismo la vería. Demostró una madurez impresionante para su edad, aunque estábamos alerta por si eso explotaba algo más tarde.

Así volvimos al hospital porque yo no estaba tranquila estando fuera de él.

Esa noche el cansancio pudo con nosotros, lloré mucho como cada noche pero mi cuerpo necesitaba descansar. Así que como cada noche junté el sofá a la cama de mi niña y así nos dormimos juntas como otras muchas veces…



Comentarios

  1. Aitor siempre ha demostrado ser un niño súper maduro para su edad y muy protector de su hermana, no podría tener un mejor hermano mayor.

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  2. Es increíble la fuerza que habéis sacado como padres, tíos o abuelos para aún así mostrar tanto cariño y amor aún viviendo lo que habéis vivido. Aitor es alucinante, con lo que cuentas se ve ese amor hacia su hermana. Os mando un abrazo enorme familia 😘

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  3. pues otra noche más q esto hace q se remueva todo ,se q para ti es muy importante todo esto y por eso te sigo todos lls martes y me alegra q estes consiguiendo llegar a tanta gente ,pero esto es muy duro y es verdad q por desgracia uno aprende a ver la vida de otra manera cuando pasan estas cosas con una personita tan pequeña q lo unico q ha echo es ser una niña feliz y a tenido q pasar por algo q jamas hubieramos imaginado ni jamas hubieramos querido q pasara pero paso ,se q vosotros coml padres jamas volvereis a ser los mismo pero puedo deciros q yo tampoco y para mi igual q para todos esos dias quedarán grabados en la momeria a fuego,pero hay algo q jamas olvidaré y es como Aitor sin hablar y con solo una mirada una de las primeras tardes despues de la operación y estando su hermana el me miraba y miraba la pierna de su hermana y asi estubo un ratin y eso a mi me partió el alma ,xq esta mierda de bicho no solo le cambio la vida a la niña ,se la cambio a todos y por desgracia ll puede ver en sus ojos para mi el tambien es un super campeón .os quiero gordis.❤😍

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  4. Qué difícil como madre ponerse en tú lugar,aunque si puedo sentir un poco tú dolor de esos días.Sólo necesito decirte que de culpable nada super mamá!!La salvaste la vida ,quédate con eso.El otro día mi hijo de 10 años me preguntó que si pudiera elegir un superpoder cuál elegiría,yo le dije que poder protegerle a él y a su hermana de todo y contra todo las 24 horas del día.Pero de momento los superpoderes no existen y es imposible protegerles de todo por más que lo deseemos,con lo cual sólo nos queda acompañarles siempre en lo bueno y en lo malo Un abrazo enorme.

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