Primeros días en planta

 






¡Familias! Buenas noches…

 

Otro martes más aquí. Quiero agradeceros que me estéis acompañando desde el minuto uno que decidí crear el blog. Me apoyáis, me leéis, me compartís, me sugerís… cualquier pequeña ayuda es muchísimo… así que GRACIAS.

 

La etapa de la UCI quedó atrás. Nos asignaron la zona de San Ángel, en la planta baja del hospital. Íbamos con 4 bolsas, maletas…. Toda una odisea y la mayoría regalos de la niña.

Nos explicaron las normas de planta, horarios, zona de comida etc…. Fue un poco complicado no os voy a engañar porque veníamos de la UCI que aunque el sitio era “peor” por lo que significaba estar allí, la comodidad para nosotros era mayor. Podíamos estar los dos las 24h, teníamos una salita con taquillas, nevera y microondas… las horas de la comida siempre teníamos al otro para turnarnos a salir y nunca dejar a la niña sola. Pero claro en planta solo podía permanecer uno a partir de las 20 horas, que ya hacía que la cena fuese complicada hacerla más que nada porque no iba a dejar a mi hija sola en la habitación para salir a cenar…. No teníamos nevera ni microondas, y solo había un sofá…. El otro tenía que estar en un poyete duro y cuando llevas un mes en un hospital y te pasas todo el día en esa sala pues…no es lo más cómodo del mundo. Pero bueno, teníamos que adaptarnos….

Fui yo quien seguí durmiendo todas las noches con ella, me era imposible irme a casa. Dije que solo saldría de ese hospital con mi hija de la mano. Sabía que mi niño me necesitaba ya era mucho tiempo fuera de casa. Él veía que su papá iba a dormir y yo no y preguntaba que cuando iría yo. Todos me decían que me fuese una noche con él y yo como podía les daba largas….en el fondo tenía claro que no pensaba moverme de allí a pesar de saber que mi niño también me necesitaba….pero no podía hacerlo.

Esa semana nos dijeron que el bicho del catéter no había causado infección alguna aunque igualmente mantendrían el antibiótico unos días más por si las moscas.

Después de la primera visita de la psicóloga el día después de la operación no había vuelto a pasarse por nuestro box ni nada. Cuando pasaron los médicos el primer día que estábamos en planta una de las cosas que nos preguntaron era por eso. Dijimos que no habíamos tenido mayor seguimiento y a ellos eso no les pareció bien por lo que solicitaron la visita de la psicóloga tanto para la niña como para la familia.

La doctora plástica en su siguiente visita volvió a decirnos que volverían a meter a quirófano a la niña para las curas profundas y para hacerle un injerto de piel en un lateral del tobillo. Con lo que se firmaron los documentos para entrar a quirófano dos días después. Esta vez sería más rápido.

La vida en planta era bastante más diferente. Es verdad que estábamos acostumbrados a que en UCI tocabas un botón y en menos de 1 minuto tenías una enfermera, en planta no. Había 4 si no recuerdo mal para todas las habitaciones. Entiendo perfectamente que no llegasen a todo, solo hubo una cosa por la que me molesté bastante y era la cura de la herida del culete. En ese momento, todavía no había conseguido que mi niña empezase a hacer sus cositas en el vater. Entre la odisea que tenía que montar para llevarla, desconecta máquina de suero, cógela en brazos de una forma que no la duela a la vez arrastra la máquina del suelo, siéntala en el vater…. Y todo esto con una herida en el culete abierta que no ayudaba… Pues era imposible…. A veces no llegaba a tiempo otras del dolor ella no hacía nada… y cuando se lo hacía en el pañal claro había que curarla, sobre todo con la caca…. Y a pesar de que sabía como hacerlo porque lo veía a diario yo no soy enfermera cualquier pequeña cosa que no hiciese bien podía dañar a mi hija, por lo que prefería que eso lo hiciesen ellas. Pero el primer día nos tiramos una hora esperando que viniesen a curarle. Y por primera vez me cabreé. Eso podía provocarle una infección a mi hija, y no iba a pasar por ello y más cuando ellas sabían lo que mi hija tenía. Pero esto continuó a pesar de que se lo dijese, así que llegó un momento que ya ni las llamaba, directamente yo le hacía la cura a mi hija.

Allí las noches eran más tranquilas, solo pasaban una o dos veces en toda la noche por lo que se descansaba algo más.

Una mañana llegó nuestro rehabilitador. Por ese entonces Aitana se dejaba tocar poco o nada en las piernas, eran como sagradas para ella. Pero es verdad que él se la ganó prontito. Nos habló de mil cosas a la vez. Estábamos perdidos en todo. Pero si queríamos empezar a mover los papeles de la niña ya que sabíamos que tardarían.

Dos días después, llegó la operación. La metieron a eso de las 9 y a las 10y30 ya estaba fuera. El despertar fue bastante más tranquilo, aunque si se tiró un buen rato durmiendo. Le habían hecho el injerto sin problema alguno, la cura del muñón y de las heridas con sutura. De momento, se haría otra cura y no descartaba otra entrada a quirófano. Había que ir viendo la evolución de todo.

Por aquel entonces poco o nada se sabía sobre el covid, por lo menos nosotros pero ya veíamos ciertos movimientos en el hospital. Reuniones, protocolos… pero no nos pareció nada raro ya que para cualquier cosa que salía ellos tenían que prepararse. Nosotros seguíamos saliendo a nuestra visita por la tarde, y si nos daba tiempo alguna mañana también. La niña empezaba a artarse de cama, quería salir a dar paseitos y así lo hacíamos. Nos íbamos al teatro, o nos recorríamos los pasillos del hospital todo para intentar matar las horas.

Un día después, eran las 20:45 de la noche. La niña acababa de terminar de cenar, le había dejado un ratito la tablet para ver dibujos y en poquito se iría a dormir. Llamaron a la puerta y entro una mujer, psicóloga. Le habían dicho que viniese a hablar con nosotros, se sentó en el poyete y se presentó a la niña. Ella que estaba arta de batas blancas y estaba con su tablet solo contestó un “hola”. Sonó el teléfono de la psicóloga, “ay, perdona” y salió de la sala. Volvió a entrar, “bueno Aitana, ¿Cómo estás?” “bien” le contestó la niña. Volvió a sonar el teléfono “ay, perdona” y volvió a salir. Al entrar me pidió que saliese con ella. Nos quedamos en la puerta. Y ella me dijo: “bueno, he visto a la niña poco habladora conmigo, es una niña muy pequeña y es imposible por su edad tratarla” Claro, yo aluciné, has hablado menos de dos frases con ella, y tú como psicóloga deberías saber que a un niño tienes que ganártelo, claro que no va a ser cosa de un día, pero que me digas que a un niño por esas edad es imposible tratarlo…. Discúlpam
e pero dejas mucho que desear como psicóloga. Pero esto no quedó ahí.

Le hablé de la conversación con la otra psicóloga el día después de la operación y sobre todo me preocupaba el hermano mayor también. Ella me respondió “yo no la veo abatida, pero claro es que esto tiene que pasarlo, ahora mismo no se le puede tratar pero si llega el día que la notes que deja de sonreír que no quiere jugar etc ya sí habrá un problema” Bueno mi cara ya no era un poema, era incredulidad total. Como puede una psicóloga decirme (en menos de 2 minutos que ha estado con mi hija) que mi hija está bien y lo peor que ya si eso cuando la veamos mal nos preocupemos. No perdona, la vida de mi hija, de mi hijo y la nuestra ha dado un giro de 360º no voy a esperar a verlos mal, si tú no quieres tratar a mi hija porque no te apetece molestarte ya me encargaré de que otro la vea. Total que le dije que no me parecía adecuado lo que había dicho y hecho, en menos de 15 minutos y con esas formas… no. Y se marchó.

Pero al día siguiente cuando pasaron los médicos y me preguntaron se lo conté todo. Y claro ellos mismos alucinaron y presentaron la queja correspondiente. ¿Cómo podía decir que no necesitábamos ayuda? Que mi hija era una niña muy alegre, pero no sabía que pasaba por su cabeza porque en ese momento no me había preguntado nada del tema y eso podía ser bueno pero también podía ser malo. Me dejó muy mal sabor de boca….

Al día siguiente volvió a bajar la doctora plástica a revisar a la niña y al cambiarle las vendas vieron que salía una especie de líquidillo de la pierna derecha, por lo que decidió que la volvería a meter a quirófano para abrir esa herida que echaba el líquido y ver que no fuese nada malo y aprovecharían para quitar los puntos de sutura de algunas heridas.

Llevábamos una semana en planta, dos operaciones… Mi niña comía poco pero por lo menos no formaba esas guerras del principio, aunque sus batidos y sus vitaminas nutricionales seguían acompañándola cada día. No adelgazaba por lo menos…

Ella nunca perdía la sonrisa, no se quejaba más que cuando le tocaban las piernas, aunque en la rehabilitación habíamos empezado a ir al gimnasio y alguna vez con su hermano y a ella le gustaba. La tranquilidad de saber que estaba fuera de peligro era obvia, ahora quedaba lidiar con mil demonios más, que estando allí eran muy notables pero al final era un día a día que ya estábamos acostumbrado a ello, dentro de esas paredes….

Comentarios

  1. Gente sin ganas de trabajar y sin implicación.... afortunadamente Aitana tiene una fortaleza increíble y un carácter muy positivo y esa es la mejor terapia q puede tener, para ella y para todos.

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    1. Así es... Si no fuera por ella no estaríamos saliendo de esto. Por su fuerza y la de Aitor

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  2. Menos mal que son pocos los que no se preocupan de su trabajo, espero que os asignaran a otra sicológica

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  3. Como podemos leer , la vida misma. Típica doctora que no empatiza y hace mal su trabajo. Le da igual todo, no sabe lo importante que es ella para la familia en ese momento. Menos mal que así deben de haber pocos o eso espero.
    Muchos besos .

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    1. Así es. Y no debería ser así porque pueden trastocar a las personas

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  4. Me da mucha pena que esa psicologa que os ha tocado , que lastima de verda me imagino tu impotencia vamos es que para decirte eso y nada casi lo mismo y la falta de respecto... hay gente que no se para que estudia porque si no te gusta tu profesión busca otra... pero la situación ya era difícil no hacia falta complicarlo mas... enfin decepcionante lo de esta psicologa que os a tocado.
    Lo siento mucho y ne da mucha tristeza.

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