Seguimos avanzando...


 

Buenas noches familias, como cada martes continuemos con la historia.

 

Era 21 de Febrero, jueves, esa mañana mi abuela había ido al hospital. Iba poco, le habíamos evitado todo ese trago y toda la gravedad del principio. Mi abuela tiene 83 años y aunque físicamente tiene mucha vitalidad la vida no le ha tratado nada bien. Perdió a su marido joven y a su hija hace dos años… y ahora su bisnieta se había debatido entre la vida y la muerte. Esa mañana había venido porque sabía que algo no iba bien, ella no era tonta y se lo olía. Decía que le mentíamos, que no le contábamos la verdad. Esa mañana les dije a mis padres que la trajeran que yo misma le contaría lo que pasaba. Así que volví a tragarme mis lágrimas, mis miedos y salí a la sala donde estaba ella. Intenté contárselo de la forma menos dolorosa posible pero ella fue escucharlo y claro se echó a llorar, empezó a decir que quien nos había echado algo malo… Yo intenté hacerle creer que la niña haría una vida normal, algo que nisiquiera yo pensaba pero que tenía que hacer que ella lo sintiera así porque no quería que sufriese más de lo que estaba sufriendo.

Entré a por la niña que ya la dejaban salir en sillita por el pasillo, y claro la vio con esa sonrisa y esa vitalidad de siempre a pesar de todo lo que llevaba encima. Esa mañana fue complicada, yo quería haberle ahorrado a mi abuela todo ese dolor pero es que no tenía otra forma de hacerlo…. No podíamos ocultárselo más.

La niña iba mejorando, desde que le amputaron la piernecita la vitalidad en ella estaba volviendo. Empezaba a moverse más (de cintura para arriba claro, sus piernas eran sagradas). Todos los días venía una fisio a hacerle rehabilitación por las mañanas y por las tardes. Aitana en eso ayudaba poco la verdad… jugando conseguían que moviese brazos e hiciese ejercicios de respiración para que no se le quedase moco dentro, pero era hacerla mover las piernas y no había persona humana que lo consiguiese.

Los médicos iban pasando aunque ya cada más tiempo. Su infección era mínima ya, la tensión la tenía regulada y controlada sin medicamentos, y el “mono” también le iba desapareciendo. Ya no tenía fiebre. Seguía algo taquicárdica eso si.

Estos días le habían quitado la sonda para que viesen si hacía su pis de forma normal y le iban controlando sus cacas que dejasen de ser líquidas. El pis era una odisea, no quería hacer en el pañal porque decía que no era un bebé…. La intentamos llevar al váter y era imposible, entre la herida del culete y que no tenía fuerza la pobre no se mantenía ni sentada y el orinal pues tres cuartos de lo mismo….

Al final, conseguimos que empezase a hacer en el pañal, pero lo hacía cuando ya no podía más y claro le hicieron ecografías para ver si no hacía porque no podía. Pero no, era más bien de cabeza, de que ella decía que en el pañal era de bebés y le costó habituarse a ello.

Con la alimentación era otro quebradero…. Siempre ha sido una niña que ha comido poco y mal, pero ahora después de semanas sin comer le ponían unas cantidades… y después batidos nutricionales…. Pues claro llegó un día que la niña vomitó todo… Y si me cabreé un poco. Se lo dije a las enfermeras, que si seguían obligando a la niña a tomarse tantos batidos todo lo que yo conseguía que comiese lo echaba… prefería que comiese poco a que acabase vomitando todo. Ellas hablaron con los médicos pero ellos estaban centrados en que tenía que comer porque nutricionalmente estaba muy muy floja. Así que todos los días pues guerras con la comida.

 

Esa tarde vino Aitor a verla. Era la primera vez que iba a verla sin su pierna, aunque las llevase tapadas pero se notaba por encima.

Salimos a la sala y recuerdo que él lo primero que hizo fue bajar su mirada a las piernas, esa imagen no se me va a olvidar nunca… En ese momento no sé que se le pasaría por la cabeza…. Pero ella se puso a hablar con él, a contarle cosas, a jugar con los juegos que había en la sala y poco a poco él empezó a relajarse al ver que su hermana a pesar de eso era verdad que estaba bien y que era la de siempre. Creo que sintió que nosotros habíamos sido sinceros con él y los días que pasaba tan nervioso empezaron a relajarse.

Todas las noches le daba las buenas noches. Por las tardes, íbamos al teatro o jugábamos en la sala.

Al día siguiente tocaba la primera cura desde la operación y sería bajo sedación claro. Así que nos dieron las pautas de hasta que hora podía comer y beber.

A la mañana siguiente aparecieron los médicos cerca de las 12 de la mañana… La sedaron conmigo en el box porque la niña no quería que me fuese y nosotros nos salimos de la sala una vez dormida. Tardaron poquito cerca de una horita y nada que iba todo bien. Nos explicaron que tenía un drenaje dentro que si veíamos sangrado no nos asustáramos. Y que la próxima semana seguramente la volvían a meter a quirófano para hacerle un injerto de piel en el tobillo derecho y ya hacerle una cura más profunda.

Esa tarde nos dijeron que posiblemente nos trasladarían a planta en cuanto hubiese una cama libre. La infección había desaparecido, le habían dejado de dar antibióticos. Las únicas medicinas eran para el dolor y vitaminas y suplementos de alimentación. Esa tarde nos dijeron que nos dijeron que nos cambiaban de box hasta que tuviésemos la habitación, que además habían pedido que fuese individual. Llevábamos mucho tiempo en el hospital y querían que estuviésemos tranquilos en planta. Nos llevaron al box del final de la UCI y posiblemente el lunes o martes iríamos a planta.

Había llegado el fin de semana y esa mañana vieron que la niña tenía algo de fiebre. Si la infección había desaparecido esa fiebre no era por ella y tampoco por el “mono”, así que decidieron hacerle análisis por ver que pasaba. Había un bicho procedente del catéter del brazo, era algo habitual después de llevar tanto tiempo con él puesto, así que para más seguridad volvieron a darle el antibiótico de la infección hasta que desapareciese. La niña seguía comiendo fatal y seguíamos en guerra con los batidos, pero sabíamos que tenía que comer para una buena recuperación. Durante el fin de semana mi niña estuvo con febrícula, no era mucho pero si la hacía estar con las taquicardias más altas y claro la intranquilidad otra vez. Pasamos así el fin de semana pero el lunes ya la fiebre había desaparecido.

El lunes tuvo otra cura, otra vez sedada porque las curas eran dolorosas y no iban a dejar que la niña sufriese. Aunque me daba miedo tanta sedación lo prefería mil veces vamos.

Esa tarde nos dijeron que ya nos tenían la habitación preparada, era individual y estaba en la planta de abajo. Vinieron a despedirse prometiendo que bajarían a visitar a la gordi, sobre todo las que más habían congeniado con mi niña.

Salíamos de esa sala donde habíamos pasado las peores semanas de nuestras vidas, teniendo miedo, dolor mucho dolor, incertidumbre, rabia, culpa…. Allí se quedaban muchas lágrimas, muchas noches sin dormir, muchos abrazos y palabras de aliento. Los recuerdos no se quedaban, esos nos acompañarían siempre. Empezaba otra etapa, la asumíamos con “alegría” porque salir de allí quería decir que la vida de mi hija no corría peligro, aunque sabíamos que nos esperaban días o semanas en planta y después una vuelta a la realidad… Nuestra lucha no había acabado.


Comentarios

  1. 💪🏼💪🏼💪🏼🦄🦄🦄 Constancia !!!! Es la única forma de ir superando etapas y todo lo que conlleva !!! No sabes todo lo que me has enseñado y gracias a tu constancia puedo seguir ☺️❤️

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  2. Poco a poco se va viendo la luz, después de tantas dificultades. Mucho ánimo

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  3. Ahí empezamos a ver luz al final del túnel ❤ y la yaya otra mujer con una fortaleza increíble, la costó entenderlo pero para ella ver a Aitana avanzar la facilitó mucho.

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  4. Increíble vuestra fortaleza y la de esa pequeñaja que aún en momentos tan tan duros no se olvido de sonreír ...

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  5. Yolanda Carrillo Resino18 noviembre, 2020 11:10

    Lo siguiente ya es "pan comido", con vuestra fuerza....NO CABE DUDA.

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